jueves, 19 de marzo de 2009

Foro IV

Por Catalina García.

De manera informativa, DMG es una empresa fundada en el departamento del Putumayo (sur de Colombia) hace aproximadamente cinco años. Desde el mes de octubre fue intervenida por el gobierno debido al ejercicio de prácticas ilegales de captación masiva de dinero. Sus representantes, entre ellos el que aparece como dueño y creador de la compañía David Muria Guzmán, están siendo enjuiciados por delitos como lavado de activos, vínculos con narcotráfico y captación masiva de dinero. Según las leyes les esperan condenas de más de 8 años. Los inversores de la compañía causaron un revuelo social sin precedentes: furiosos y desesperados ante la decisión del gobierno decidieron tomarse las calles realizando protestas masivas, asaltando las sedes donde estaban ubicadas las oficinas en las que habían consignado su dinero y los almacenes en los que, a manera de crédito, tenían acceso sin ningún trámite engorroso a cualquier cantidad de artículos de uso doméstico. Dentro de lo que le exigían al gobierno resultaba particular que no sólo pidieran una aclaración sobre la suerte de sus inversiones. Ante todo pedían que no se culpara a David Murcia de un delito que, según ellos, no había cometido. No pedían que les devolvieran el dinero sólo que los dejaran continuar adelante con el funcionamiento de la empresa. Enunciándose como miembros de “la familia más unida de Colombia” los “socios” de la compañía han respaldado firmemente a su máximo representante durante el trascurso del proceso que se desarrolla en su contra. ¿Qué hay detrás de este personaje para que el gobierne lo tilde de delincuente mientras que miles de personas en el país lo ven como su salvador? ¿Cómo abordar la discusión que esta paradoja puede implicar con relación al incumplimiento al derecho en nuestro contexto?.
Siguiendo los planteamientos de Mauricio García, este caso expuesto a la luz de la “visión estratégica” del cumplimiento al derecho debe leerse a partir de la aplicación del concepto de la “acción racional” de los sujetos, la cual no implica que la elección de los actores sea siempre de acuerdo “a la mejor elección posible, la más racional, sino que su decisión se basa en un cálculo estratégico en el cual su elección es comparar y elegir lo que más le convenga”. De esta manera, muchos inversores reconocen haber depositado su dinero en DMG a pesar de saber que “podía caerse en cualquier momento”: el rendimiento que les aseguraban y al que muchos lograron acceder con éxito era mayor al 50%, cifra que nunca lograrían obtener por medio de la inversión o los préstamos bancarios a los que difícilmente tenían acceso. Desde esta perspectiva, el incumplimiento al derecho se dio porque la inversión ilegal producía beneficios más deseables comparados con lo que implicaba arriesgarse y transgredir la norma, o confiar en las instituciones oficiales. Además, al ser este un movimiento masivo, dificultaba la labor de ser descubierto y condenado el actor de manera individual. La acción individual estaba respaldada por un ‘movimiento social’ que se llama a sí mismo “la gran familia DMG” y que a su vez a reaccionado duramente frente al gobierno. Esto implica, por un lado, que las instituciones oficiales y el gobierno no están respondiendo de manera adecuada a la necesidad de causar un reconocimiento legítimo de sí mismas y un sentido de respeto a la norma a través de sí mismas, y por el otro, que las personas, al sentirse desprotegidas estarían actuando (i)racionalmente (estratégicamente) frente a la necesidad de cumplir o no la ley. Sin embargo, ¿cómo podría esta ‘racionalidad’ explicar que muchos seguidores de DMG lloraran desesperados, pidiendo compasión para Murcia, defendiendo su inocencia casi a manera de un fan que rindo culto a su Dios? ¿de qué manera las instituciones oficiales deberían reaccionar frente a los suicidios y desbordes de locura que comenzaron a surgir con el desarrollo del caso DMG, siendo que su principal labor es asegurar el bienestar de la población?
Desde el punto de vista de la “visión de la rebeldía”, que no es tratada a fondo en el texto, el análisis del caso implica reconocer algo muy importante: el incumplimiento al derecho no se explica sólo como una causa-consecuencia del subdesarrollo económico de una sociedad. También entran en juego factores culturales, subjetivos y simbólicos constituidos a su vez por múltiples factores de carácter histórico, religioso, político y psicológico que deben ser tenidos en cuenta por fuera de una lectura económica del derecho, no dentro de un esquema de jerarquía en el que el desarrollo económico es el fin, sino como horizontes de posibilidad que señalan un orden social complejo determinado por relaciones de dominación. Desde esta postura, García señala retomando a Bourdieu que la ilegitimidad de las instituciones se debe a factores culturales que tienden a reproducir un orden social desigual a lo largo del desarrollo histórico de la sociedad en cuestión y que desalientan a las personas a confiar en la capacidad y efectividad de la acción de las instituciones oficiales. El no reconocimiento de los actores a la importancia de las instituciones legales debilita la capacidad de incidencia de éstas dentro del orden social. García se remite al impacto de la colonización en América Latina donde la implementación de modelos exportados de España implicó la imposición del valor por el reconocimiento y el estatus social como clave del éxito y del surgimiento individual con razón a que las instituciones oficiales sólo protegían los intereses del sector privilegiado. En este sentido, los inversores de DMG, en su mayoría personas provenientes de las clases menos favorecidas, reproduciendo una especie de memoria cultural decidieron depositar su confianza (y su dinero) y su energía en una compañía que fácilmente podía ser vista por ellos como una manera de resistir a la imposición del orden oficial, para ellos ilegítimo, disfuncional y excluyente. Por otro lado, su actuar orientado en gran parte por la posibilidad de hacer mucho dinero en poco tiempo, estaba impulsado además por la posibilidad de soñar. Habría que indagar en los imaginarios sociales qué son los sueños, qué los conforma y de qué depende que una persona pueda o no soñar con viajar a conocer el mar, con poder asistir a clases de baile, o con asegurar un futuro promisorio para los hijos a través de la salud y la educación. Valdría la pena indagar a fondo sobre el discurso que DMG utilizó para atrapar a sus inversores, creando en ellos un sentimiento de unión y de identificación -casi en el sentido de una fraternidad- tan fuerte como podría serlo el nacionalismo o la religiosidad. A simple vista es posible reconocer en Murcia lo que cada colombiano pretende ser: una persona verraca, echada pa´lante, que rebusca los medios para surgir, pero que además no le tiembla la voz para encarar al gobierno. Sin embargo, esta cultura del rebusque, dotada de viveza y de ‘malicia indígena’ no puede limitarse a ser explicada a partir de la noción del “actor racional”, desde un punto de vista económico, habría que cuestionar los otros tipos de ganancia que implicaba para los inversores tener plata, cuestiones relacionadas con ‘reconocimiento social’ y con ‘respeto’, condiciones de orden moral y ético que también deben estar aseguradas por las instituciones legales si su función es cuidar la salud social. No basta entonces que las instituciones cumplan con sus funciones y tengan la capacidad de crear normas. Tampoco es suficiente con que algunos actores tengan la posibilidad de acceder a los beneficios de las instituciones oficiales y por ello reconozcan su importancia. En nuestra sociedad no es posible diferenciar en qué momento se está impartiendo de manera equitativa los beneficios del derecho dentro del conjunto de los ciudadanos; no solamente tenemos instituciones ineficaces y mal equipadas para atender las necesidades urgentes de la población civil, sino que el capital (de cualquier tipo) está distribuido de manera desigual entre los ciudadanos. Y si no fuera así, ¿como es posible explicar que más del 90 % de la población del departamento del Putumayo hubiera invertido su dinero en las pirámides?
Por último, si bien Mauricio García plantea con atino que la decisión de cumplir o no con lo prescrito por la norma es el resultado de una interacción ‘constitutiva’ entre el individuo y las instituciones, es decir que depende del comportamiento de cada uno con relación al otro, considero que su perspectiva sigue muy ceñida a una visión materialista del cambio social, en la que preponderan las explicaciones de orden económico frente a preguntas sobre la cultura y las producciones culturales, los imaginarios y las prácticas sociales. Su propuesta no deja de presentar al sujeto como un “fenómeno de la estructura”, restringiendo sus posibilidades de ser interlocutor.

13 comentarios:

  1. Si bien el proceso que se ha establecido alrededor de DMG se ha remitido únicamente al aspecto económico, este incorpora dentro de si problemas tanto éticos como morales, hasta de orden social y cultural. En un primer momento nos encontramos con un efecto que hace que el dinero sea multiplicado de forma increíble, por otro con una idea de familia (la familia de DMG) que va mas haya de los límites materialistas. Es importante, y coincidiendo con el aporte de catalina, comprender como los derechos intervienen dentro de esto como una acción racional de los sujetos quizá en pro del cumplimiento de los derechos. En reiteradas ocasiones hemos analizado como las instituciones se convierten en entidades problemáticas en lo que se refiere a los derechos. La falta de confianza, que ha resultado (como lo dice García) de la construcción histórica de la relación entre sujeto e instituciones, ha producido que se tomen medidas, que no funcionan como ilegales dentro de las mentalidades de quienes las ejecutan, si no como una forma efectiva de lograr y de alcanzar lo que quieran. Esta inconformidad con la forma de actuar de las instituciones se encuentra fundamentada en la falta de oportunidades que estas ofrecen a sectores “marginados” y esto sin lugar a dudas se ve justificado en las estadísticas que demuestran que la mayor parte de los inversores de DMG no eran personas precisamente que devengaran grandes cantidades de dinero.
    Quiero resaltar un aspecto que me parece problemático, pero a la vez importante, que ha propuesto catalina dentro de su aporte, y que se remite a la noción de soñar. Un poco con temor a equivocarme, creo que esto es lo que ha motivado las formas de actuar y los actos de rebeldía (remitiéndome a lo que Mauricio García habla) como un síntoma de los ideales y de los valores que caracterizan a quienes invirtieron, ya en un principio invirtieron y finalmente siguen apoyando a “la familia de DMG” por que han visto que con esta han estado lo mas cerca posible de la realización de sus sueños.
    Finalmente creo pertinente lo propuesto por Catalina referente a la forma en como se sueña y lo que se sueña no simplemente en términos económicos y materialistas si no teniendo en cuenta, y como ella misma concluye, las producciones culturales, los imaginarios y las practicas sociales.

    ResponderEliminar
  2. De gran interés en comprender el alcance que “la familia DMG” creó. El discurso que logró implantar Murcia Guzmán, casi mesiánico, logró un nivel de cohesión tan fuerte entre ciertos miembros que, algunos, todavía le tiran flores a la tanqueta que lo lleva del juicio a la cárcel.
    Murcia Guzmán señalaba en un comunicado de video en Youtube que, antes de su captura, que esperaba que DMG triunfara porque sabía que a los bancos “no los apoya el pueblo porque esos bancos se han dedicado a saquearlos y a dejarlos sin casa después de haberlas pagado 2 o 3 veces, y además despojarlos de todos los bienes con todos los permisos que les da la Superintendencia Financiera”. En este punto podemos ver como claramente se apela a la visión de rebeldía que señala Catalina.
    También resulta interesante entender como esa misma visión de rebeldía ha llevado a declararse en desacato a Murcia frente a su juicio. En la última audiencia no reconoció la autoridad del juez y a la vez dijo que lo iba a denunciar por prevaricato. Murcia a la vez una visión de la estrategia y de la rebeldía.

    Mateo Echeverry

    ResponderEliminar
  3. “mijito consiga la plata, si la puede conseguir honradamente consígala, si no consígala de todos modos”.
    Estoy de acuerdo con catalina en la idea general que plasma en este aporte, del mismo modo me parece interesante la relación que puede ser desarrollada (y que catalina desarrolla) entre los postulados de García y el caso colombiano (DMG). En este sentido el caso DMG es un buen ejemplo de la “acción racional” en tanto los inversionistas obraron teniendo en cuenta lo que más les convenía poniendo en la balanza tanto riesgos como beneficios. por otro lado me parece interesante relacionar este acto de viveza (al invertir en una empresa rentable la cual genera ganancias increíbles sin que el inversionista participe directamente) con la actitud insumisa relacionada con el fenómeno del incumplimiento del derecho (tal y como lo plantea García), en este sentido estoy de acuerdo con catalina en tanto ella plantea que dicho incumplimiento se ha generado porque “ la inversión ilegal producía beneficios más deseables comparados con lo que implicaba arriesgarse y transgredir la norma, o confiar en las instituciones oficiales”. Para tener una visión global de los factores que motivan este incumplimiento es necesario considerar múltiples factores (que catalina menciona en su aporte) los cuales se interrelacionan constantemente, en este sentido es importante identificar la debilidad del estado, la ineficiencia en la imposición de sanciones, la cultura colombiana propensa a la desviación (relacionado con el capital simbólico mencionado por García) y las condiciones socioeconómicas como una parte inicial de los factores que contribuyen al incumplimiento del derecho en nuestro país. En suma me parece interesante y pertinente la forma en que el caso DMG puede ser analizado partiendo de los intereses de la población y su relación con el derecho en tanto este es considerado como legitimo o no para los individuos y sus formas de actuar, así mismo es posible reflexionar sobre este caso teniendo en cuenta que este puede ser un resultado de las relaciones entre instituciones e individuos que no son del todo efectivas y que han generado desconfianza, estos casos pueden desembocar en fenómenos como DMG por lo cual es necesario examinar tanto los factores económicos, políticos y socio-culturales que intervienen en estos fenómenos.

    ResponderEliminar
  4. Aproximarse a la figura de David Murcia Guzman para entender un fenómeno como este, resulta ser una opción interesante a mi parecer, pues si bien el caso es muy amplio, este camino nos permite comprender mucho acerca del funcionamiento y éxito de una empresa como DMG.
    Coincido con todos en notar como ese discurso de “la gran familia DMG” va mas allá de lo puramente racional (en términos económicos) para configurarse como un discurso emotivo que supera de muchas formas el análisis que García Villegas hace sobre el incumplimiento de las leyes.
    Sin embargo considero que si bien el tema no puede agotarse ahí, si hay conceptos interesantes que aplican al caso y en esta medida permiten analizar, como es que un negocio “ilegal” termina por capturar la cantidad de adeptos (y su dinero) como lo hizo DMG en estos años.
    Las explicaciones simplista sugieren que se trata de una evidencia mas de la ignorancia del pueblo colombiano, de que los pobres no saben invertir su dinero y de que aquí a todo el mundo le gusta la plata fácil. Sin embargo, y sin desconocer que parcialmente las anteriores afirmaciones tienen algo de cierto, pienso que ésta es una salida fácil que no deja ver las otras caras que esconde un fenómeno como éste.
    Que la “cultura del rebusque” sea popular en Colombia a todo el mundo le parece normal, coincido con Catalina en que el tema de la racionalidad económica no se agota en cuestiones materiales y que es pertinente ahondar en las practicas e imaginarios culturales que mucho podrían decirnos acerca de cómo opera esta racionalidad, entender por ejemplo por qué el regateo, las compras “fiadas” entre otras son tan comunes y además deseables en este contexto.
    De otro lado está un punto que señala Claudia y me parece interesante para seguir pensando acerca de los valores que impulsan un fenómeno como éste, si bien DMG ya fue desmantelada, hemos visto repetidas veces como Murcia en sus juicios afirma con toda seguridad no estar violando ninguna ley (por lo menos ninguna que este contemplada claramente en la justicia colombiana), de verdad no la hay? Murcia no entiende el derecho? Los miles de seguidores tampoco lo entienden? Por que DMG solo “cayó” una vez que los bancos (y sus dueños) empezaron a sentir su impacto? Vale la pena discutir mas a fondo el tema del incumplimiento por estrategia, que como dice García es una forma de “evadir” la ley con fines estratégicos y para beneficio propio, pero también puede ser en este caso una manera particular de utilizar el derecho (no de evadir) en beneficio propio y de muchas otras personas….como una gran familia.

    Daniela Botero Marulanda

    ResponderEliminar
  5. Natscheilly Torres
    Dentro de los múltiples elementos que podemos analizar del caso DMG, me parece relevante mencionar que esto evidencia la ineficacia del aparato estatal, es decir que las condiciones que permitieron su funcionamiento y rápida expansión, nos dan cuenta de la ausencia estatal en algunas regiones del país, tal es el caso del Putumayo. Vemos en esto dos cosas: la posibilidad de expandir principalmente el capital económico y como acertadamente nos lo recuerda Catalina, ser una persona verraca que dentro del imaginario nacional es una característica admirable. Por otro lado nos remite a pensar en que para ser un verraco hay que ser vivo, pasando las barreras de lo legal, de lo correcto.
    Qué permitió que las instituciones jurídicas no sancionaran a tiempo el funcionamiento de DMG. La inversión en la pirámide no puede ser vista simplemente como una forma de resistencia de la sociedad a cumplir normatividades, si tomamos el caso de las personas que no tenían otra opción, es decir en una situación de pobreza. Otra cosa es el caso de personas con unos niveles de vida cómodos que vieron en DMG una oportunidad más de seguir acrecentado su capital. Una importante medida que hace parte de principios liberales y que debe ser fortalecida es la promoción de la justicia social y la democracia, siempre que esta implique unas condiciones de de igualdad, porque un sistema que imponga sanciones efectivas por la transgresión de la ley en un contexto de diferencias sociales es un sistema que siempre se quedará corto, en cuanto las personas buscaran formas cada vez más elaboradas de lucha para cerrar la brecha entre dichas diferencias. Valga decir los textos nos permiten dar un paso más y es la superación de ciertas condiciones de vida bajo la vía legal, pensándonos desde la emancipación, esto es ser verracos pero siguiendo otros lineamientos; que el vivo no viva del bobo,

    ResponderEliminar
  6. Katherine Ramírez Poveda

    El texto de Mauricio García permite vislumbrar y tener un marco de referencia sobre los cuestionamientos por las acciones individuales y colectivas frente a la normatividad “estatal”. Coincido en cierta medida con el autor en la hipótesis en la que menciona que el comportamiento frente a las normas está determinado por una “percepción doble” es decir que en esto interviene tanto un cálculo estratégico como la apreciación del valor de la norma para las personas lo cual a su vez está anclado a las condiciones materiales de las mismas.

    Sin embargo, coincido con Catalina Garcia, cuando analizando el caso de DMG sugiere la necesidad de pensar no sólo en las concepciones ideológicas y en la creencia o no del sistema normativos, sino en las emotividades que estos sucesos implicaron. Así, con este caso, pudimos ver no sólo una desconfianza en las instituciones avaladas por el gobierno, y en específico por los sistemas bancarios, sino que dicha desconfianza acarrea unas emotividades particulares; las personas se sienten excluidas y con estos sucesos, salieron luz sentimientos de dolor, de rabia, y como lo menciona Catalina, permite ver que todo esto está atravesado por los sueños de la gente, y aquí agrego, por sus deseos. - (En este punto es importante tener en cuenta que lo que las personas soñamos y deseamos igualmente está atravesado por unos presupuestos ideológicos y por las condiciones materiales en la que nos encontramos)-

    Además de lo anterior, es importante ver que en el caso de DMG, el gobierno claramente ya tenía conocimiento sobre las actividades de esta organización, y muchas de las personas que invirtieron allí su dinero tenían presente que aunque la actividad apareciera como extraña, dudosa e “ilegal”, ésta tenía algún vinculo con actividades del gobierno. De hecho se mencionó que los hijos de Álvaro Uribe hacían parte del negocio; estos comentarios llegaron a muchas personas y esto posiblemente dio algún tipo de seguridad y tranquilidad a las personas.

    Es este sentido, este caso específico no se trata simplemente de acciones alternativas a los sistemas legales por parte de las personas, en oposición a lo que legaliza y legitima el estado, sino que el problema va más allá y nos permite ver lo límites difusos entre esas nociones de lo legal y lo no legal y entre lo legitimo y lo ilegítimo. Sin embargo junto con los otros acontecimientos y los problemas con las otras organizaciones, sí podemos ver que hay una respuesta contundente a un sistema económico excluyente.

    ResponderEliminar
  7. Cristina H.
    La lectura de los aportes de Catalina junto con algunos elementos de ambos textos, a la luz de caso de la empresa DMG, me llevan a plantear en esto foro un tema del que mucho desconocemos, esto es los sistemas económicos, para nuestra caso un sistema capitalista precario, porque considero en gran medida que si las condiciones de vida dignas en este país no fueran vulneradas como lo viene siendo no encontraríamos los cientos de casos de transgresiones de la ley. Así mi llamado es replantear la posibilidad de transformación desde las estructuras económicas y atacar de fondo la injusta repartición de las tierras, problema que como lo menciona Alfredo Molano es un eje de la violencia en Colombia, lo cual incluye mejoras reales de vida para toda la población, en este país donde los niños mueren de hambre. Por estas situaciones como esta muchos llevaron a muchos a invertir lo poco en DMG.

    ResponderEliminar
  8. Para comprender el caso de DMG se debe comprender de entrada desde cuando la actividad realizada por este grupo fue considerada como ilegal. El problema de DMG si se comprende desde tan solo los actores es difícil lograr observar una visión economicista en tanto la actividad realizada por este grupo se fundió con una serie de hechos sociales que permitieron que muchas personas que no tenían acceso a los medios para una movilidad social a través de los capitales simbólicos y económicos tuvieran una oportunidad. Sin embargo la forma como se ha ido desarrollando el caso DMG tiene un claro enfoque economicista. Con esto quiero decir como investigadores sociales para comprender el fenómeno de DMG es claro que una visión economicista no es suficiente, pero en el campo jurídico la visión economicista es la que esta reinando, la manera como se está llevando este caso favor de quien está actuando los derechos de quienes está defendiendo el Estado en este caso. Por lo cual para comprender a DMG desde una manera digamos micro social y comprender a los actores es claro que se debe tener una mayor complejidad a la hora del análisis. Pero si lo que queremos ver es el suceso macro social es claro que la visión economicista es extremadamente relevante en tanto es la que está dictando la lógica a partir de la cual se está llevando el proceso jurídico.

    ResponderEliminar
  9. Es interesante analizar el escándalo de DMG a la luz de los planteamientos de Mauricio García Villegas sobre el incumplimiento del derecho. Como anota, Catalina, desde esta perspectiva el fenómeno DMG se inscribe en la visión estratégica puesto que su representante legal, David Murcia genera una estrategia en la que se transgreden las normas estatales incurriendo en el delito de captación ilegal de fondos, pero responde a las demandas sociales y económicas que el mismo Estado es incapaz de cumplir. En este sentido, Murcia gana la confianza de los ciudadanos y logra legitimar un comportamiento de incumplimiento del derecho.

    Natalia Ariza.

    ResponderEliminar
  10. Para entender porque DMG se desarrollo de la forma tan veloz como lo hizo, no se puede hacer tan solo el marco jurídico, que se presta para pensar este caso desde el auge de la ilegitimidad como una muestra de la desconfianza en las instituciones que no son tan solo las estatales, sino económicas también. Para comprenderlo se debe comprender los procesos sociales a partir de los cuales surge esta nueva forma de digamos resistencia a la legitimidad. Se debe tener en cuenta las formas económicas que se han ido afianzando en un sector como el Putumayo y como estas entran en conflicto con una forma de pensar la economía y el desarrollo desde el Estado. el caso de DMG mas que un caso de estrategia o de rebeldía es un caso de acción frente el abandono del Estado. Entonces los casos de ilegitimidad no se deben entender tan solo como una respuesta a la acción del Estado, sino también como un acto frente a la omisión del Estado. aquí es importante tener en cuenta desde que punto de vista se está reflexionando sobre estos casos de ilegitimidad, estos se presentan como casos de rebeldía si se piensan desde los puntos hegemónicos pero si nos remitimos a los actores mismos estos actos pueden que sobrepasen las categorías de un pensamiento estratégico o de rebeldía.

    Lizeth Riaño

    ResponderEliminar
  11. El caso de DMG , nos permite entender el papel de las instituciones y su relación con la sociedad Colombiana. Por que en una primera instancia esta “firma captadora”, se difundió entre los habitantes del Putumayo como una posibilidad de obtener mayores ganancias económicas entre los “inversores”, difundiéndose en un entramado de relaciones sociales. Esta difusión se dio en términos de confianza y reciprocidad mutua, claves para la disminución de “los costos de la transacción”, tal como lo dice Garcia, es decir, en esta practica social , existió una racionalidad tanto económica como social, pues se pensó en tratar de invertir y no perder mucho. Pero la confianza que se le dio a este ente creo yo que la constituyo como una institución que en realidad era eficaz frente , a la población que tenia como objetivo, esto permite plantearse ¿ si en realidad el Estado cumple con sus funciones , económicas, coercitivas etc? Que se dan en términos del contrato social , por estar enmarcados dentro de la democracia. Entonces según los planteamientos de la visión de la estrategia, esta –si podría llamarse institución- es efectiva y por lo tanto hay una coherencia con el orden social. Pues de acuerdo a algunos valores Colombianos, es mas vivo el que obtiene mayores ganancias sin un esfuerzo máximo frente a una persona que trabaja en exceso tambien(bobo), es decir DMG es un producto cultura de las practicas,valores e ideología de la sociedad Colombiana. Con ello me vinculo a la propuesta de Catalina frene a un análisis mas certero sobre cuales son los imaginarios y producciones culturales , que se dan en el contexto Colombiano, para entender cual es la función –eficacio o- ineficacia de las instituciones estatales , frente a otras que surgen paralelamente, en este caso DMG.
    Juan Sebastian Granados

    ResponderEliminar
  12. El fenómeno de las pirámides y particularmente el de DMG refleja, como bien lo plantea Catalina, la desconfianza de los colombianos frente al Estado y por ende la debilidad de sus instituciones. Desde la perspectiva de Mauricio García Villegas esto corresponde a una visión estratégica de incumplimiento del derecho, en la medida en que éste es producto de una estrategia individual ideada por el señor David Murcia Guzmán, que al lograr lo que el Estado no ha podido, es decir mejorar la capacidad adquisitiva de los colombianos, que no necesariamente se traduce en una mejoría en la calidad de vida, conformó la “gran familia DMG”, generando un amplio “capital social” que legitima el incumplimiento del derecho. “Siendo así, el problema se origina en la existencia de instituciones débiles que no logran imponer los comportamientos que consagran en sus normas jurídicas debido a que la gente no encuentra ningún interés en obedecer al derecho” (p 11).

    ResponderEliminar
  13. Pero vale la pena problematizar las relaciones entre la desobediencia frente a las leyes y el Estado colombiano, dadas las presuntas relaciones entre funcionarios del gobierno y DMG, ¿Se podría decir, a la luz de este caso, que más bien el incumplimiento del derecho se origina y se reproduce en el mismo Estado?

    ResponderEliminar